Rusia vive este domingo una jornada de duelo nacional por los 133 fallecidos en el atentado del pasado viernes contra el pabellón de eventos del Crocus City Hall, en la periferia oeste de Moscú, mientras más de un centenar de heridos todavía siguen hospitalizados por el peor ataque terrorista en la historia contemporánea de la capital.
Mientras todas las instituciones del país y sus misiones diplomáticas en el extranjero han bajado banderas a media asta en este día de luto, los ciudadanos de Moscú siguen depositando flores en las inmediaciones del centro de eventos, donde el perímetro está acordonado y patrullado por grupos caninos y miembros de la Guardia Nacional Rusa al tiempo que los servicios de rescate continúan limpiando escombros del edificio, destruido por el incendio causado por los asaltantes.
En un mensaje publicado en su página web, los propietarios del pabellón y su sala de conciertos donde los atacantes dispararon indiscriminadamente a cientos de asistentes durante quince minutos han declarado su intención de reconstruir el lugar. «La compañía rusa Crocus International, propietaria de la sala de conciertos Crocus City Hall, expresa su más sentido pésame por el ataque terrorista. Nunca olvidaremos a quienes fueron víctimas de los terroristas. Lo que fue destruido por sus sucias manos, será restaurado», dice el mensaje.